Sobre una manta o alfombra gruesa, nos tumbamos boca arriba, llevamos las rodillas al pecho y las sujetamos con nuestras manos entrelazando los dedos.
También podemos hacer círculos con las rodillas en ésta misma posición, masajeando el sacro.
A continuación, estiro una pierna y sujeto la otra rodilla con el brazo contrario para acercarla al suelo todo lo que puedo.Mi mirada sobre el otro brazo, que descansa en horizontal.
Repito lo mismo hacia el otro lado.
Mantengo cada posición unos minutos, respirando.
Para flexibilizar esta parte de la columna: apoyamos los pies en el suelo, tomamos aire y elevamos la pelvis hasta levantar del suelo las vértebras dorsales. Al soltar el aire por la boca, descendemos lentamente, vértebra a vértebra, desde las dorsales hasta apoyar el coxis.
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